Nuestros ejemplares son vacas de la raza casina o asturiana de la montaña, unos animales perfectamente adaptados al territorio y las ancestrales formas de manejo, de pata corta y carros frontales fuertes, son montañeras como pocas, y viéndolas pacer (pastar) casi se diría en ocasiones que tienen más alma de cabra que de vaca.
Son unas madres excelentes, protectoras y atentas, de buen ubre con una leche densa y rica en grasa y proteínas, de hecho antiguamente se usaban también para hacer deliciosos quesos, lo cual facilita la crianza de los terneros que en la mayoría de los casos pasan sus primeros ocho meses de vida, mamando en los pastos con sus madres.
Es también una vaca de fácil parto, lo cual la hace muy indicada para cruzarla con algunas variedades más cárnicas como el Limousin.